Los oídos son órganos que debemos cuidar y proteger. Hay mucho que decir así que, para no saturaros de información, os dejo tres situaciones que provocan dolor de oídos y que podemos encontrarnos en nuestro gabinete. Es importante recalcar que deben ser los médicos y otorrinolaringólogos los que deben hacer un buen diagnóstico y tratamiento y tendrán la última palabra.
Tapones de cerumen en el oído.
El cerumen consiste en una mezcla de secreciones de la piel y del Conducto Auditivo Externo (CAE). Tiene propiedades protectoras de la piel, propiedades antimicrobianas y protege de la humedad, además hay pelos que evitan que penetre el polvo, insectos u otros elementos peligrosos, así se alejan desechos y contaminantes del tímpano.
En ocasiones, debido a la forma del conducto este cerumen no sale y se acumula. La producción es muy lenta y la persona no se da cuenta hasta que al darse un baño el agua produce un aumento de su tamaño y obstruye totalmente el conducto auditivo externo, provocando una sordera brusca y dolores.
Es la principal causa de sordera súbita pero no permanente. Si el tapón es muy grande puede tocar la membrana timpánica generando acúfenos (pitidos), dolor, vértigo e incluso tos.
Existe un drenaje natural del oído externo, por lo que es fundamental insistir en la importancia de NO limpiar los oídos con bastoncillos.
Acumular cera no indica falta de higiene.
Un colectivo que suele tener problemas de picor intenso y propensión a la otitis infecciosa son los nadadores, buceadores y jugadores de waterpolo que tienen poco cerumen en los oídos por el contacto frecuente con el agua.
Factores que pueden influir en la formación de tapones de cerumen:
- Conducto auditivo externo piloso (con pelillos)
- Conducto auditivo estrecho.
- Uso de aparatos de amplificación de sonido. Sobre todo los que entran en el conducto auditivo.
Medidas preventivas:
- Evitar bastoncillos
- Evitar champús de uso frecuente con pH muy ácido o muy básico (pH muy bajo o muy alto)
- Visita al otorrinolaringólogo (ORL) una vez al año.
Otitis.
El término otitis se refiere a una inflamación del oído. Según el lugar hablaremos de otitis externa o media y pueden ser agudas o crónicas
Otitis externas. Afectan al conducto externo del oído. Incluyen una serie de problemas, de origen infeccioso o inflamatorio, que afectan al conducto auditivo, al pabellón auricular o a la capa externa de la membrana del tímpano. Síntomas: dolor de oído moderado-severo, que a menudo se inicia con picor-escozor y aumenta con la masticación, presión al tragar, sensación de taponamiento…
Otitis medias: Inflamación del oído medio. Puede darse también perforación timpánica (10-12% de los casos). Muy frecuentes en lactantes y niños hasta los 4-7 años. Se presentan después de infecciones virales de vías respiratorias altas.
Otitis media crónica: Es una infección de oído que dura más de tres meses o presenta lesiones irreversibles. Las causas pueden ser varias: vegetaciones, rinitis, sinusitis e insuficiencia respiratoria.
Otorrea.
Se habla de otorrea cuando hay salida de líquido que puede ser purulenta, sanguinolenta o estar constituida por líquido cefalorraquídeo.
Otorragia u otorrea sangrante se puede producir por traumatismo del oído directamente en el conducto auditivo (bofetada, explosión, inserción de un bastoncillo, etc.) o por caídas relacionadas con traumatismo craneal.
La salida de líquido viscoso del oído SIEMPRE es motivo de consulta médica.
El cuidado de los oídos es un tema muy amplio y variado y este texto es sólo un resumen orientativo, por lo que si queréis ampliar información, recuerdo que estoy a vuestra disposición.
Un saludo
Jonathan García Cairós.
Farmacéutico y Audioprotesista en Farmacia Sendino.
Profesor Colaborador en docencia práctica en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.