El 10 de octubre se conmemoró el Día Mundial de la Salud Mental y este año se pone el foco de atención en el entorno de trabajo.

Es eslogan de la confederación de Salud Mental España para esta ocasión fue “Trabajar sin máscaras. Emplear sin barreras”

La cita pretende concienciar sobre la dificultad que tienen quienes padecen una enfermedad mental para acceder al mercado laboral.

El pasado mes de Junio del diario deportivo AS publicaba este artículo

Solo el 15% de los enfermos mentales tiene trabajo en España y menos del  5% corresponde a Trastornos Mentales Graves (TMG).

Los TMG son un conjunto de diagnósticos clínicos que entran en el grupo de las psicosis (fundamentalmente Trastorno Esquizofrénico y Trastorno Bipolar), pero también otros diagnósticos relacionados. Se deben cumplir otros dos requisitos: persistencia en el tiempo (por consenso 2 años) y presentar graves dificultades en el funcionamiento personal y social debidas a esta enfermedad.

No todas las personas que han sido diagnosticadas de una psicosis (como por ejemplo la esquizofrenia) entran en el grupo del TMG y no todas las personas con TMG padecen una esquizofrenia. Se necesita además del diagnostico, la persistencia del trastorno en el tiempo y que exista discapacidad. (www.guiasalud.es)

Teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad inclusiva y que apuesta por la diversidad ¿a qué se debe esta diferencia con otras discapacidades? A lo que debemos añadir, que no todos los enfermos mentales están discapacitados…

Tal vez al estigma de “peligroso” que tenemos del imaginario popular, del cine y de la televisión.  Nos imaginamos al psicótico como a Norman Bates o  el archienemigo de Batman, el Joker.

Personajes oscuros y que generan desconfianza al primer vistazo.

Porque, ¿quién es capaz de pensar que el señor Lecter, ese vecino «tan normal», que cocina tan bien y es tan amable, pueda ocultar un personaje como el del “Silencio de los corderos”? ¿Qué me dicen del tímido Dr. Jekyll y su amigo Mr. Hyde? Las dos caras de la misma moneda…

 

White

Walter White de Breaking Bad tiene rasgos antisociales y narcisistas.

 

Sin embargo, el cine también nos ofrece la otra cara de los trastornos mentales. La de la persona, que descubre que está enfermo y que sigue el tratamiento.  “Una mente maravillosa” resume la vida del matemático John Forbes Nash, que ganó el Nobel de Economía en 1994, por sus investigaciones en el campo del juego.  Sufría esquizofrenia paranoide y llegó a estar ingresado para someterse a tratamiento, lo que le impidió desarrollar su trabajo hasta que se estabilizó.

 

Poco a poco, los trastornos mentales se van acercando a la sociedad a través de series y películas, mostrando otras facetas de los pacientes. Si bien es cierto que se suelen edulcorar sus síntomas o mostrarlos de forma cómica, también es cierto que sirven como una ventana para que quienes los padecen, empiecen a ser visibles.

Pero los medios de comunicación son los únicos responsables de esta aceptación. Detrás está el trabajo de mucha gente: familia, amigos, compañeros de estudios, compañeros de trabajo o, los que trabajan en las más de 300 asociaciones de salud mental 

Ellos son los que logran los mayores avances, en silencio, de forma discreta y poco a poco. Para ellos nuestro aplauso y admiración.

 

Mónica Muñoz.

 

Técnico de Farmacia y Parafarmacia.

 

13 octubre, 2017 No hay comentarios Sin categoría